La dependienta
(Sayaka Murata)
La historia está narrada en primera persona por nuestra protagonista, lo que le da un toque más íntimo y permite empatizar más con la situación que nos expone. Furukura siente que vive una vida que no es la suya, ya que todo el mundo le cuestiona y le pide una explicación sobre su situación. "¿Por qué no buscas un trabajo fijo?", "¿Por qué sigues trabajando por horas?", "¿Nunca has tenido pareja?", "¿Es que no piensas casarte?", "Deberías poner un poco de orden en tu vida." El día a día de Keiko se basa en encontrar excusas que justifiquen preguntas como las anteriores. Keiko es una persona un poco antisocial y muy suya, que ve en la tienda en la que trabaja una vía de escape para relacionarse con otras personas y parecer una "persona normal".
El libro, hace una crítica a la sociedad japonesa ya que por parte de ésta se exige o se espera una forma de vida que supuestamente toda mujer debería tener a partir de cierta edad, y todo lo que salga de ese canon es objeto de crítica, y todo el mundo cree que tiene derecho a cuestionar tu situación por el simple hecho de que ellos sí estén siguiendo esas pausas que dicta la sociedad. La autora ha reflejado en el personaje de la protagonista ese inconformismo y esa indiferencia al qué dirán, puesto que Keiko actúa de determinadas formas en la novela para pasar desapercibida entre los demás, pero no porque realmente sea eso lo que ella quiere.
"Las personas que no contribuyen a la comunidad, ya sea casándose y teniendo hijos o saliendo a cazar y ganando dinero, son herejes. Por eso los demás se meten constantemente es sus vidas."
En cuanto a la estructura del libro, no tiene capítulos, lo que al principio puede parecer un poco raro y puede dar a pensar que la lectura se va a hacer larga y pesada pero es todo lo contrario. Se trata de un libro muy ágil y dinámico que se lee en un suspiro. El personaje principal es el de nuestra protagonista, Keiko, en el que podemos apreciar el inconformismo y la indiferencia que comentaba antes, pero también esa necesidad de parecer "normal" y de actuar de forma "correcta" y de hacer "lo que hay que hacer". También podemos apreciar a otros personajes, como a Shiraha, que nos muestra la otra cara de la moneda.
El libro aunque breve y conciso, resulta muy interesante. Es una novela sobre la manipulación de los convencionalismos y un canto a la libertad del individuo.
"El pasatiempo favorito de las personas normales es juzgar a las que no lo son."
Se trata de la décima novela de Sayaka Murata (Inzai, 1979), una obra que no sólo le ha deparado el prestigioso Premio Akutagawa 2016 -sin contar con que ganó el Yukio Mishima en tres ocasiones, el Gunzo Prize a escritores noveles, el Noma Literary y un largo etcétera-, sino que la obra lleva vendidos más de un millón de ejemplares en su país y va camino a repetir el fenómeno a escala global con la traducción, de momento, a 31 lenguas.
También Sayaka Murata trabajó muchos años en una tienda konbini, hasta que el éxito de su décima novela -y la proyección que le ofreció la revista británica Granta publicando la primera traducción de una de sus historias- la alejó del trabajo de dependienta. Sin embargo, ahora trabaja en el comedor de su editorial tokiota porque descubrió que necesita esa misma normalidad de la rutina cuadriculada para seguir escribiendo.
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