“Cuando sale la reclusa”
(Fred Vargas)
Al inicio de la novela tenemos al bueno de Jean- Baptiste Adamsberg a su aire en Islandia con un hijo que ha descubierto hace poco y con el móvil hundido en un montón de mierda de oveja. De allí le saca una llamada para volver a París a un asunto que necesita de su inteligencia. Se trata de un homicidio solucionado rápidamente y solo sirve como puesta en escena de un caso mucho más solapado que Vargas lleva de maravilla y del que va enseñando poco a poco el andamiaje mientras nos lleva por las vicisitudes nada banales y a veces muy divertidas de Adamsberg y su brigada.
Adamsberg, que parece ser el único intrigado por el extraño suceso, comienza a investigar a espaldas de su equipo, enredándose inadvertidamente en una delicada y compleja trama, llena de elaborados equívocos y profundas conexiones, cuyos hilos se remontan a la Edad Media. Un caso elusivo y contradictorio que se escapa a cada momento de las manos del comisario, haciéndole regresar a la casilla de salida. Solo sus intuiciones, tan preclaras como dolorosas, serán capaces de devolverle la confianza que necesita para salir ileso de la red tendida por la más perfecta tejedora...
Lo primero que me llama la atención de Cuando sale la reclusa es que, Jean-Baptiste Adamsberg sigue en forma. En esta ocasión, y mientras empieza a obsesionarse con la historia de la reclusa, le da tiempo incluso a resolver dos pequeños casos con una sencillez pasmosa, demostrando que, pese a su proceder poco ortodoxo, su valía sigue estando casi intacta. Además, los problemas internos en la brigada empiezan a ser problemáticos.Con poco tino y a su manera, así es él, Adamsberg tiene que conseguir que todos sus acólitos remen en la misma dirección, tensando la cuerda e intentando acallar las voces discordantes que surgen por el camino.
Al principio es verdad que no se sabe muy bien de qué va eso de la reclusa y las arañas pero el lector entra en materia a la vez que el comisario y en la página 200, con todo el lío puesto encima de la mesa, puedes sonreír y celebrar que quedan otras 200 páginas.
Recomiendo su lectura porque la considero una obra fantástica que no puede tener otro efecto en el lector, más que adentrarse en su mente como el veneno de las ‘reclusas’ se adentra en el cuerpo de las víctimas.