martes, 5 de junio de 2018

Todas las familias felices 
(Mercedes de Vega) 


De ésta novela la autora nos dice: “Con esta entrega regreso al universo que creé en mi anterior novela, Cuando estábamos vivos, para alcanzar el desenlace final de la saga de los Anglada, que explora las luces y las sombras que muchas familias guardan en su interior”.
Teresa Anglada, en el año 2003, ve cómo su vida de periodista de éxito se desmorona cuando una de sus hijas desaparece en el Museo de Arte Reina Sofía de Madrid sin dejar rastro. Presa del pánico, Teresa tarda en caer en un detalle: su hija Jimena ha desaparecido el mismo día que su padre, un veintiuno de diciembre. Y lo que todavía no sabe es que una de sus antecesoras murió en ese mismo lugar sesenta y siete años atrás, cuando el museo era el Hospital Provincial de Madrid, si bien nunca se encontró su cadáver. Teresa Anglada deja su trabajo y emprende una investigación para recuperar a la pequeña Jimena que la obligará a ahondar en la familia que nunca tuvo.
Este viaje al pasado y a la genealogía familiar, le enfrentará a Teresa a sus propios fantasmas, a la pérdida del padre, en 1970, y a saber realmente quienes son los Anglada, hasta alcanzar un clímax del que nadie saldrá indemne.”
El título de la obra, lejos de la complacencia, explora el profundo significado de la primera frese con la que Tolstói abre su novela Ana Karenina: “Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada”.
En ésta novela la misión de Teresa Anglada será limpiar el trágico sino de los Anglada. Al principio se suceden los capítulos en los que desaparecen Tomás Anglada un 21 de diciembre de 1970 y Jimenita Anglada el mismo día pero en el año 2003.Estos capítulos se van alternando hasta que Teresa toma las riendas de la historia y todo sucede en torno a su persona.
La novela se desarrolla en Madrid: Ciudad Lineal , Arturo Soria, y Museo Reina Sofía, antes Hospital Provincial, calle Pintor Eduardo Rosales ; Milmarcos, en Guadalajara cerca de Molina de Aragón, en la imaginada finca propiedad de los Anglada “Tres Robles” y en el Monasterio de Piedra.
Con esta novela la autora parece que salda cuentas pendientes con los Anglada y pone el broche final a la historia de ésta desdichada familia.
La novela le ha supuesto a su autora “un viaje interior” a su familia y a sus secretos.
“Mi padre -relata Mercedes de Vega- tan solo nos decía que él era un huérfano de la guerra. Jamás habló de ningún familiar”. Madrileña, miembro de una familia cuyos orígenes de judíos conversos ella ha encontrado en tierras del sur de Aragón, Mercedes de Vega concibe la escritura como una terapia, como una “medicina que cura las heridas” del alma. “Además de curar, me ha proporcionado paz”, reconoce quien habla también de “bálsamo”
Esta novela y la anterior “Cuando estábamos vivos”, ha permitido a la autora reencontrarse con familiares que ni siquiera sabía que existieron y descubrir lugares como el cementerio de la pequeña localidad de Milmarcos, en el extremo nororiental de la provincia de Guadalajara, limítrofe con Aragón, en el que halló la tumba de Francisco Anglada.
Lo ünico que empaña esta novela es la ausencia de corrección: erratas, faltas de ortografía, errores ortotipográficos, parece mentira que esta editorial no ponga más cuidado a la hora de editar sus libros, les hace un flaco favor a sus autores.

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