Los milagros prohibidos
(Alexis Ravelo)
En su periplo por el Cubo de la Galga, el Pico de las Nieves, la caldera de Taburiente, el Pico de la Cruz, la Caldera, el Roque de los Muchachos, sufrirá para su pesar unos de los inviernos más crudos que recogen los anales de La Palma. Como las penas compartidas parece que se llevan mejor, Ravelo le proporcionará a Santos un compañero: a Juan Padilla, el Malhablao. Ambos compañeros de viaje compondrán un binomio con algunos de los mejores diálogos de la novela para mi gusto. Debates y discusiones acerca de “los buenos”, de “los malos”, de los anarquistas, de los republicanos, de cómo en este país solo hay una derecha pero múltiples izquierdas que hacen que sea tan difícil que rememos todos en la misma dirección. Desde la capital, Emilia, sufre la ausencia y la falta de noticias de Agustín, junto con su familia y las familias del resto de personajes. El sargento Vidal y Rosita (madre de Floro) aportan ese punto de equilibrio entre lo negro y lo blanco, dotando de varios tonos de gris a la vida. Ambos son personajes neutrales, con un gran sentido del deber y del honor, sin importarles quién mandé o qué mande. Ellos tan solo se rigen por el sentido común, por la moralidad, por el sentido del deber, por lo que está bien y lo que está mal sin importarles ideologías, colores o bandos. Como ya nos tiene acostumbrados Ravelo, Los milagros prohibidos es una novela de personajes. A pesar de centrar la trama en tres protagonistas, son numerosos los participantes que nos muestran pinceladas de la forma de vivir o de pensar del momento. Un matrimonio que acoge y esconde a Agustín una noche, un niño que le da de comer, un idealista sin miedo a morir siempre que se lleve a un enemigo por delante, una madre que trata de salvar a su hijo que ha escogido el camino equivocado. Aunque el telón de fondo es poderoso y marca los pasos que deben dar cada uno de los personajes, lo que importa de verdad son cada una de las pequeñas historias personales que introduce. Cómo los vecinos terminaron luchando unos contra otros, cómo un hombre tiene que terminar matando a aquel antiguo compañero de escuela, cómo dos hermanos terminan en bandos contrarios. Los libros de historia solo cuentan el relato de los vencedores. En esta novela tendréis la historia de los vencidos, de los perdedores. En “Los milagros prohibidos” se muestra la miseria, el hambre, el rencor, la ira, el dolor, la desesperanza, y sí, también el amor. A lo largo de la lectura haces tuyos cada uno de los personajes, poniéndote en su piel e inevitablemente reflexionando sobre el momento que nos ha tocado vivir a nosotros. La crispación actual, la disparidad de criterios, el miedo y la necesidad nos están llevando a puntos extremos de las ideologías de cada uno de nosotros. Esta novela nos hará reflexionar no solamente sobre el pasado sino también sobre el presente.
Alexis Ravelo (Las Palmas de Gran Canaria, 1971) es un escritor canario especialmente destacado en el campo de la novela negra, el cuento y el microrrelato. Imparte talleres literarios en diversos foros y academias, como La máquina del cuento, Factoría de Ficciones y Vidas cruzadas. Ravelo, que en su blog: www.alexisravelo.wordpress.com, bromea autoetiquetándose como un Escribidor calvo de Las Palmas de Gran Canaria. Escribe Novela negra, cuentos y microrrelato, libro infantil y juvenil, teatro y televisión y, en general, cualquier cosa susceptible de ser escrita y que contribuya a permitirle sobrevivir a base de bocadillos de chopped. Ha afirmado que el texto no es más que escritura hasta que la mirada del lector no lo convierte en literatura. Tiene un estilo rápido. Supedita la estética al desarrollo del argumento, aunque son constantes sus juegos lingüísticos y conceptuales. Frecuentemente ha declarado su intención de escribir textos amenos e incómodos a un tiempo. Sus historias suelen apelar a temas de la filosofía o de asunto socio-político. Alexis Ravelo ha ganado el Premio Hammett a la mejor novela negra publicada en 2013 y El premio Tormo de Las Casas Ahorcadas, por La estrategia del pequinés (Alrevés).