jueves, 26 de abril de 2018

La estrella del diablo 
(Jo Nesbo) 


En un verano excepcionalmente caluroso en Oslo, el cuerpo de una joven aparece en el suelo de su apartamento, en medio de un charco de sangre. Tiene amputado un dedo de la mano izquierda y bajo un párpado le han colocado un pequeño diamante rojo con la forma de una estrella de cinco puntas: el símbolo de las tinieblas, el emblema del diablo. Cinco días después del tétrico hallazgo, un hombre denuncia la desaparición de su esposa. Otro dedo cercenado aparece en escena: lleva un anillo con un diamante rojo engarzado, tallado como una estrella de cinco puntas. Harry Hole es un policía poco convencional y sus métodos para resolver un enigma, poco ortodoxos. El alcohol y una situación personal muy complicada le han hecho tocar fondo, y está a punto de perder el trabajo. Los demonios reales y los imaginarios se mezclan en la mente del policía, que se tiene que enfrentar a un criminal sanguinario y a un enemigo implacable dentro del departamento.
Este libro supone el fin de la llamada trilogía de Oslo, cuyos títulos por orden son Petirrojo, Némesis y La estrella del diablo. Nesbo es un autor que crece con cada novela que escribe y esto es algo muy raro en el panorama literario actual, sobre todo si nos fijamos en autores que escriben sagas con los mismos personajes.
El encanto de las novelas de Nesbo se encuentra en su comisario, Harry Hole, un hombre perseguido por sus fantasmas, alcoholizado e incapaz de disfrutar de la vida, ni de mantener una relación. Su vida ha caído de nuevo en picado, ha perdido la credibilidad en el cuerpo y se encuentra a un paso de perder su trabajo, y es que su jefe no puede seguir escondiendo su falta de asistencia a la comisaria y ese afán por demostrar lo que queda fuera de toda duda. Hole se encuentra más solo que nunca, y con una tarea nada fácil que al final se le pondrá en bandeja, si deja el alcohol y agudiza su ingenio.
En esta novela vamos a tener varias tramas paralelas, las relacionadas con la búsqueda del asesino principal, que en este caso y como novedad en Nesbo se trata de un asesino en serie, así como las dedicadas a la persecución del príncipe, jefe de una gran red de contrabando de armas y asesino intelectual de Ellen. Ambas tramas están perfectamente hilvanadas, descritas con elegancia, buen hacer y un ritmo frenético, que por supuesto Nesbo se encarga de complicar en su parte final para confundir al lector y hacerle cambiar sus apuestas de quién es el asesino mil veces. Y con un desenlace impecable y sin magia.
Destacar la velocidad que tiene esta historia, en el sentido de que estás enganchado a ella casi desde las primeras páginas y el noruego no te da respiro, ya sea una trama, ya sea la otra, el ritmo nunca decae. Además, creo que el autor deja caer muchas pistas a lo largo del desarrollo del caso, pistas que un lector que disfrute pensando y uniendo cabos podría llegar a desvelar al igual que el protagonista de esta novela. La falta de previsibilidad en sus obras es también un punto muy positivo de este autor.
En esta novela introduce el asesino en serie, son interesantes las intervenciones de Aune, el psicólogo amigo de Hole y que muchas veces participa en sus casos para describir el perfil del asesino. Aune nos cuenta un poco más de la psicología del asesino en serie, la diferencia entre psicópatas y sociópatas, entre otros detalles.
Es cierto que este libro es el más americanizado de los de Nesbo,  la introducción de la figura del asesino en serie, por ejemplo, ya que es un perfil homicida muy típico de los EE.UU.
En resumen, que merece la pena continuar con el siguiente libro publicado por el mismo autor, El redentor.

martes, 3 de abril de 2018

“El hombre en busca de sentido” 
(Viktor Frankl ) 


Viktor Frankl nace en Viena el 26 de Marzo de 1905. Crece en un ambiente familiar lleno de tradiciones y calor humano. Fue el segundo de tres hermanos, sus padres le transmitieron creencias y costumbres religiosas. Desde pequeño mostró una gran inteligencia y sensibilidad, pues desde ese momento se despertó en él la necesidad de conocer el sentido de la vida, sobresaltado por la idea de que un día iba a morir. Fue un estudiante destacado interesándose por la filosofía, pues decía que era una parte muy importante para la vida de todo ser humano. Estudió en la Universidad de Viena y se especializó en Neurología y Psiquiatría. El 17 de Diciembre de 1941 se casó con Tilly Grossor. Al graduarse se une a Alfred Adler pero al no compartir su ideología se separa y funda la tercera escuela de Psicoterapia Vienesa llamada Logoterapia. Para Viktor el poder no es lo principal, hay algo más que lleva al ser humano a buscar el sentido de su existencia. Utiliza el término análisis existencial para resolver los aspectos dolorosos de la existencia como parte de nuestra naturaleza humana y como una oportunidad de desarrollo, aprendizaje y sentido. Le tocó vivir el holocausto de las dos guerras mundiales. En la primera sufrió escasez económica. Pero en la segunda le tocó vivir el infierno de los campos de concentración. En septiembre de 1942 fue deportado al campo de concentración de Theresienstadt con su mujer y con sus padres. Le asignan el prisionero número 119,104.
 “Me encontraba sólo con mi existencia literalmente desnuda”
“El hombre es hijo de su pasado, pero no es esclavo de éste, es padre de su porvenir”
“Todo estaba perdido en esos momentos y apareció un nuevo sentido: ¡SOBREVIVIR!”
En este lugar ofreció sus servicios como médico y psicoterapeuta y prometió que no se quitaría la vida, al contrario utilizaría esta situación para aprender a vivir, poniendo su vida al servicio de los demás. Estuvo en Auschwitz en 1944, y después en dos campos más pequeños dependientes de Dachau.
Viktor guarda como su mayor posesión el manuscrito de su trabajo de dos décadas y por supuesto es despojado del mismo al llegar al campo.
Durante su cautiverio la posibilidad de reescribir su obra es uno de los hilos que le mantienen vivo.
El 27 de abril de 1945 las tropas norteamericanas liberan el campo y regresa a Viena, donde sufre sus grandes pérdidas familiares, pues su esposa y sus padres mueren en los campos.
Al encontrarse vivo reflexiona acerca de cómo escapó de la muerte y comienza a buscar un nuevo sentido… se hace una pregunta: ¿Para qué habrá quedado vivo? En 1945 recupera el manuscrito que le habían quitado al entrar en el campo de concentración.
Tomó varios aspectos para lograr sobrevivir:
La experiencia del amor
La vivencia de la naturaleza
La experiencia del arte
El sentido del humor
El sentido del pasado
La vivencia de la espiritualidad
Y la Soledad
Más tarde esto sería la base de su teoría Al terminarse la guerra en 1945, pensó que estaba destinado a vivir para algo.
Al regresar a trabajar en la Policlínica de Viena escribió “El hombre en busca de sentido” Este libro traducido a más de 20 idiomas da la oportunidad a Viktor Frankl de divulgar su trabajo de forma incansable como conferenciante por varios países, incluido Estados Unidos, el destino anteriormente rechazado.
Su teoría se desarrolla en los campos de concentración basada en el pensamiento de Nietzsche:
“Aquellos que tiene un porqué para vivir, pese a la adversidad resistirán”
Su terapia se denominó Logoterapia, al cual le dio el significado de “sentido”. Se convierte en la tercera escuela vienesa de Psicología, que ofrecía una vía diferente al psicoanálisis de Freud y a la psicología individual de Alfred Adler. La importancia de la palabra, de hablar, de contar. Proyección hacia el futuro, Viktor ya había experimentado como las personas que se refugiaban en el pasado, no salían adelante.
No hay forma de hacer justicia a este libro, tienes que leerlo. Cada lector hace una lectura única, subjetiva y parcial.
Un hombre que se enfrentó a una situación extrema, encontró un pequeño hilo al que aferrarse, logró una coraza emocional ante el horror. …
”el sufrimiento no es en absoluto necesario para otorgarle un sentido a la vida.”
Y tuvo la suerte de una segunda oportunidad, Viktor Frankl mantuvo la costumbre de escalar montañas y obtuvo la licencia de piloto a los 67 años.
Muere en Viena el 2 de septiembre de 1997 de un fallo cardíaco, alcanzando una vida de 92 años llena de sentido.
Nietzsche: “Todo lo que no acaba conmigo me hace más fuerte.”
Viktor Frankl: “Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas, la elección de la actitud personal que debe adoptar frente al destino, para decidir su propio camino y el de la humanidad”.